Yo que rastreo la inaudita
lozanía de tus palabras,
llenas de hemorragias conquistadas
en el énfasis de una gracia invicta,
me detengo a la sombra de una luna
invertida de cócteles de amor,
para ver la caída temprana
de tus cabellos en el reflejo del tocador,
el cristal precipita tu espalda
y la luna ilumina tu cara
y en su reflejo se queda condensada
la llama que ardió en la madrugada.
Hostiles se apaciguan los ecos
de los sonidos que derrotaron tus ganas,
mas yo cierro los ojos
sentado en el alféizar de esta ventana
y en el túmulo de la claridad del alba
me suicido con mi sermón de desidia pagana,
se zurcen en puntadas tus palabras
a tus labios enganchadas
y nace el silencio de las hemorragias
como amapolas encarnadas.
Imagen: Anka-zhuravleva